domingo, 23 de agosto de 2009

Ansiedad nocturna

Mi cuerpo son relojes, muchos, una cantidad inconcebible de ellos.
Laten algunos atrás otros hacia adelante, laten de acuerdo al caos ancestral
Ninguno está sincronizado con ninguno pero todos se mueren por marcar una misma hora.

Así me siento cuando espero tu llegada.

sábado, 22 de agosto de 2009

Visitantes incognita.

Ellos aún no lo saben pero yo ya me di cuenta que siguen ahí.
Se mueven como ratones por los rincones oscuros
Se mueven como el asesino que desparece de una habitación a otra y me acecha desde las sombras
Son tus recuerdos en mi cabeza que se niegan a ir a otro lado

Tal vez nadie más los quiera, por eso les guste aquí.

sábado, 8 de agosto de 2009

Señorita Z.

Ella fue como una tormenta de benadrex preparada en dosis para la venta al público.
Un flujo irreal de líbido que parecía más bien una alucinación colectiva.
Una plasta de erotismo que acabó con lo que me quedaba de cordura.

lunes, 3 de agosto de 2009

Quebrandose.

Mi mente ha comenzado a negar sistematicamente todos tus recuerdos.
Mi cuerpo comienza a juzgar ya no tan deseables esas sensaciones.
Mi oficina de burocracias sentimentales a agilizado todos los trámites para los pasaportes de
nuestros problemas y se rumora entre sus empleados que cerrará.

Los recuerdos de nuestros besos están siendo remplazados por programas de televisión basura que inundaron mi adolescencia.
Los antiguos empaques de ansiedad con los que venía tu presencia ahora han emprendido una campaña publicitaria a favor del tedio como buen empaque para tratar contigo.

El diseño urbano ha pasado del perpetuo crecimiento en el área por donde solía morar a una campaña de densificación del centro de mi persona, de mi intimidad, de esos lugares a donde nunca llegaste. Inevitablemente como resultado de ese acomodo tus dominios irán cayendo, primero será díficil caminar hacia la calle de tu voz por la distancia, después los campos que eran propiedad del olor de tu aliento se irá vendiendo al por maor, así como una moda de esas qus se van. Por último, las fuentes donde comenzaba tu figura serán dejadas como un recuerdo de una época gloriosa que nadie recuerda correctamente.

Ves, te desmoronas dentro de mí. En realidad me gustaría que estuvieras aquí para ver este interesante espectaculo. Al final, como dicen los doctos, todos los imperios caen.